
Tanto Mario como Antonio, digan lo que digan después en los comentarios, echaron el ojo a algunas de las amigas de Laly. Yo, sin embargo, sigo fiel a mi estilo de no comerme un rosco, ni siquiera en el "sanote" plan de echarle el ojo a alguien. La foto no es de mucha calidad porque está hecha con un móvil y sin flash, pero si hacéis clic sobre ella, la veréis más grande y podréis apreciar nuestras curvas de la felicidad (Laly y Antonio carecen de ellas).
Pues eso, Laly, que pasamos una velada muy divertida y que espero que podamos repetirla muchos años más. Por mi parte os informo de que voy a intentar montar una cena de Navidad, en concreto el 27 de noviembre, así que los residentes en Madrid iros reservando esta fecha.
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